Aunque no se trata de un color de iris extravagante, es la tonalidad menos común en el mundo dentro del abanico de colores más habituales. Dejando a un lado los casos más raros de ojos violetas, ámbar o incluso rojos, los ojos verdes son un rasgo físico que únicamente posee el 2% de la población mundial.
Este tono es más frecuente en las mujeres que en los hombres, y solo se ha constatado su existencia en Europa o en poblaciones con procedencia europea. Curiosamente, Hungría acapara la mayor tasa de ojos verdes en la Europa continental, con un 20% de su población que tiene este rasgo.
En Islandia, el porcentaje se dispara, y casi un 80% de sus habitantes presumen de iris verdes.
Además de en Europa, solo se ha constatado la existencia de genes para la formación de este color de ojos en las poblaciones pastún procedentes de Afganistán y Pakistán.
Más del 50% de la población mundial tiene los ojos marrones, y los científicos continúan estudiando el origen de tonos diferenciadores, como los azules, grises y verdes. Entre las últimas teorías, destaca la del prestigioso genetista italiano Luigi Cavalli-Sforza, profesor emérito en la Universidad de Stamford, quien afirma que la mutación de colores responde a una selección sexual.
Es decir, en el momento en el que hay más individuos de un sexo que en el grupo del sexo contrario, se producen mutaciones para competir en la lucha por una pareja. Así, el proceso evolutivo ha dado lugar a tonalidades de ojos más brillantes y llamativas para eclipsar a los más habituales castaños.